domingo, 13 de diciembre de 2009

La cosa es simple



Mira, la cosa es un poco simple, no me gusta andar con rodeos asi que te lo digo así, mostrándome como nunca me has conocido... bueno, es verdad que me conoces muy poco... pero eso es lo de menos, mira, solo déjame colorearte un poco (a mi manera) cúan importante eres tú para mí.

Tengo que verte, no tengo las posibilidades para hacerlo pero lo necesito. Hay una cosita aquí adentro en esto que dicen que se llama corazón que no me deja tranquilo, me dice: Hoy es, hoy es. Y yo que no sé qué hacer y tú que ni lo sospechas tal vez. Ni sospechas que yo hago lo imposible para robar un inconsciente contacto con tu mirada distraída, que ando tras tu perfume como un loco sin saber por qué lo hago, que le pregunto a todo el mundo por ti aun sabiendo que es improbable que te conozcan. Y es que considero que no conocerte es un pecado y el no haberte visto nunca es no haber conocido el cielo. Así que hago lo imposible para verte porque nunca quiero dejar de contemplar el cielo.



Escucha un rato. Si me enmudezco cuando hablamos no es porque no sepa que decir, es porque tengo tanto que decirte que no sé cómo hacerlo. Y es entonces cuando prevalece el silencio sobre mí, porque toda la vida la he fastidiado cuando abro la boca y no quiero que esta vez vuelva a suceder. Te hablo, por eso, con el idioma de los ojos, porque esta mirada te puede decir todo lo que quieras y es el reflejo eterno de mis sentimientos, es la única forma de quererte en mi silencio soñador.


Me puedo escapar de mi casa, de mi cuarto, de mi cama, de mí mismo, pero no me puedo escapar de ti. Es muy difícil decir que voy a dejar de pensar en ti solo porque me lo voy a proponer, sería completamente falso admitir, además, que lo voy a intentar. Ya me di por vencido, ya me di por vencido por ti. No se me nota todavía pero falta poco, falta poco para que me veas babeando por ahí recitando tu nombre a los viejos vientos de esta ciudad. Pasaría por tu casa de noche y te cantaría una de Pedrito Suárez Vértiz: Cuéntame, cuéntame sobre tu vida. Cantaré feo porsupuesto, porque no lo sé hacer bien, y si me tiras una maceta yo la atrapo, le siembro una rosa y te la regalo.


Estoy caminando sólo, son las tres de la mañana y en la avenida San Germán se puede ver de todo: Un travesti pasa por mi costado, está acechando a un desafortunado borrachín. Pasa un hombre en moto y le dice: Homosexual! No creas que te lo vas a levantar!. Los policías están tomando unas cervezas en la esquina y alardean, revólver en mano, haciendo maniobras peligrosas . Luego viene un taxista y le pregunta al travesti cuánto es, se retiran los dos al rato. Mientras, un individuo baja de un hotel dos estrellas con una chica de apariencia infantil que baja la mirada al verme. Yo solo sé que esta ciudad nunca va a cambiar, que a pesar de todo esto que observo sigo caminando porque hay una esperanza, Niña, que tú me quieras siquiera un poquito de lo poco que se me puede querer.


Entonces yo soy algo invencible: Saludo al borrachín, amago futbolísticamente al travesti, hago oídos sordos al mundo exterior, esquivo con maestría las balas perdidas de los policías, cruzo la pista y los taxis no pasan, miro al individuo y lo noto avergonzado, camino quince cuadras y veinticinco pienso en ti.


Porque así de simple es, como te lo dije hacia el comienzo, quizás seas lo único importante que existe en mi vida. Más aún, eres mi motivo más desgarrador para escribir.


Dios me perdone por quererte.




N.

2 comentarios:

MagiX-gLobO pOp dijo...

adOro tus escritos y aunque jaaap nos tengamoz en el msn y nu hablemos sabees me inspiras cuando escribeeez waaaaa aiiissh! en fiin weeen escrito =) xaau cdtm (K)

Dudo dijo...

:)