viernes, 5 de noviembre de 2010

Se me chispoteó


Yo lo recuerdo todo. Tranquilito y pensando que esta vez las cosas sí saldrían bien. No podían salir mal, sería demasiada saladera. No puedo cometer siempre los mismos errores, contar los mismos chistes estúpidos, la misma triste historia de nunca acabar y preservar intacta la misma antipatía hacia al mundo que me hace renegar constantemente. No más. Recuerdo que dije aquí me planto y voy a comenzar una vida seria, ahora sí me voy a tomar la vida en serio. Luego de pensarlo bien, me cagué de risa, no podía creer que yo me estaba prometiendo esas cosas de tío cincuentón desesperado.

Pero así fue. Esa tarde me bañé tres veces porsiacaso para sacarme la mala suerte. De pronto quería hacer todas las cosas bien. Me puse mi camisa menos fea, los zapatos menos sucios, el pantalón menos gastado. Quería estar lo más presentable posible y, por qué no, un poquito guapo si eso era, acaso, algo posible. Creo que no quedé tan mal después de todo. Me despedí de mi madre con un besito y me dijo, por primera vez en mi vida, que me veía muy distinto, más maduro: Estás creciendo hijito, y recien me estoy dando cuenta. Tal vez era verdad. No supe responderle nada acertado. Salí de mi casa apurado como siempre, pero sonriente, como nunca.

Tomé un "Chino". Mientras me pisaban mis zapatos en el bus, pensaba que el dolor quizás no existía, que eso era una pobre imaginación de nuestras mentes para excusar la tristeza y los malos momentos. Eso suele pasar cuando uno está medio idiotizado. Uno cree que tiene la fórmula para todo y que la resolución definitiva se dará con la presencia de esa persona que, de entrar a tu vida, será como una llave que abrirá todas las puertas, incluida la del corazón. Es obvio que estaba equivocado, bueno un poquito no joroben.

No sabía en que paradero debía aterrizar. Aterrizar porque esos buses sí que vuelan. Caí por un paradero - puente repleto de gente que podría muy bien haber sido una fiel representación de todos los estratos de la interesante sociedad peruana. En esa tarde oscura y fea (bien fea), las cosas tenían que salir bien así que, medio perdido, le pregunté a un marcador con pinta de causa sí el Jockey plaza no estaba muy lejos y si sabía cuánto iba ganando la "U". 2 a 0 me dice, dos golazos de Alva, y el Jockey ta al frente, cruza nomá pe sobrino no seas flojo. Chevere causa voy a cruzar este puente tan gigante que me hace acordar a una nave de las guerras de las galaxias, gracias por el consejo de pata, hermano. Este puente es condenado, tiene una subida criminal que va incrementando su inclinación cada vez más y parece terminar verticalmente, exigiendo una escalada a lo Indiana Jones. Yo sufro subiendo, pero por amor uno hace tantas cojudeces. No tengo físico y me planto a mitad de camino, pienso que debía haber traído mi ropita de deporte y fácil la hacía. Estoy recuperando el aire (contaminado por supuesto) y observo a la gente, mi causa el marcador corretea a un carro para recoger una china, y más allácita una señora de aproximadamente unos 40 años sufre cruelmente subiendo su carrito ambulante por este puente del carajo. Se me ablanda el corazón, estoy con la chispa de que creo en el amor y que todo debería ser felicidad para la humanidad (Sí, huevón). Bajo rápidamente y con cara de boy-scout le digo: Seño, déjeme darle una manito. Y la señora asiente y sonríe por primera vez en el día probablemente. Cada uno agarramos una manija y empezamos a correr empujando ese carrito cuesta arriba en aquel puente montañoso. La maratón es todo un éxito y casi sin darnos cuenta ya estamos del otro lado. Gracias, me dice la señora, ojalá que no te roben hoy. Y yo le digo: Muchas gracias por sus buenos deseos madre.

Debo admitir que nunca me han gustado los grandes centros comerciales, para mí son grandes antros del consumismo y de la perdición material, sin embargo, este iba a ser el punto de reunión con ella, quién indiferentemente de mi postura política y tanta huachafería criticona, me arrastraba contentito a estos oscuros laberintos donde me sentía como un Fauno perdido y gracioso.

Tosco como nunca, caminaba por las afueras y veía a una pareja pelear, una chica bonita (muy bonita, demasiado bonita, extremadamente bonita, bien bonita, bueno, bastante bonita) le tiraba monedas en la cara a su enamorado reclamándole alguna infidelidad, el susodicho, ante tal amorosa amenaza, emprendió carrera en apurado escape agudizando el escándalo, pues las monedas llovían y la gente se tiraba al suelo para recogerlas como locos y hasta conseguí para mi pasaje de regreso, no lo voy a negar, que tuve un poco de suerte porque ese día todo saldría bien.
Entré al Jockey e inmediatamente me declararon una guerra hostil aquellas tiendas monstruosas, mi media con hueco no competía con tanto lujo y vanidad, pero no era eso para lo que había venido aquí, debía encontrarla en el cine, en la puerta, claro está que haría la finta de que yo la invitaría a ver una película y ella, respetuosamente, debía negarse porque ya era muy tarde y las chicas buenas no van al cine en la noche no no no, sobre todo con los monstruos que protagonizan tanto horror suelto en las espectaculares carteleras de medianoche.

Se demoró una hora. Se disculpó y la verdad que no le creí nada,pero ya había pasado el mal momento así que nos disculpamos ambos mutuamente: Ella por su tardanza y yo por mi cara tan malcriada que, como me viste esa vez de noche, seguro no te diste cuenta, perdoname pero nunca estuve con máscara.

Vagamos por ahí, nos perdimos por los restaurantes, conversamos de todo un poco, de Literatura, de cine (¡que pena que se hizo tarde!), de la familia, de tú mamá, la mía ni la toques, jaja, sí que tu hermana también parecía buena gente, que si conocieras a mi familia no te sorprenderías mucho porque te gustan los zoológicos,claro que estudio y mucho, mucho tiempo pierdo tratando de creer que escribo cosas que valen la pena, que escribo sí, porque me pica la mano pero igual me la rasco, y que tú solo ves tele todo el día y qué bacán pues que Magaly haya regresado y que nos ilumine todas las noches como el dulce ángel del apocalipsis que es para Chollywood, yo también creo en la suerte ¿tú no?.

Entramos a una cafetería y me atreví a comprarle una cursilería llamada "Frapuccino" o algo así y le gustó mucho, para qué. Después me preguntó por qué no me compré uno para mí y yo que no, que no me gusta mucho, que solo quería contemplarla tomando eso y sonriendo y que la verdad que soy misio pero no te lo voy a decir porque me acabas de dejar sin mi cena para hoy y tal vez te suene gracioso pero para mí no lo es tanto porque con ese dinero me hubiese comprado 5 hamburguesas en mi barrio y con su yapa encima pero bueno. Todo esto lo pienso por supuesto. Si supieras el mal partido que tienes al frente seguro que ya hubieses marchado hace buen rato, pero las cosas tenían que salir bien, tenían que.

Luego hablamos de la vida, de cómo nos ha tratado (en mi caso, maltratado), y a tí que te va muy bien, que me alegra mucho que te hayas mudado para La Molina y que ahora tengas una casona como esas de la avenida Arequipa, que te van a comprar un carro si entras a la universidad pero nunca fuiste buena para los estudios así que mejor te dedicabas a cocinar y eso, que tu ídolo era el gordito de Gastón, que tiene cara de papa rellena jaja bueno mejor no seguimos hablando de comida porque se te va a antojar comer algo y ahí no sé que me invento porque estoy ajustando con mi pasaje y es un hecho que me voy a pelear con el cobrador porque lo voy a tener que atolondrar para que me cobre preciso. Esto tampoco lo digo.

Al final, como caballero que soy (o quisiera ser), la acompaño a su paradero para que tome alguna combi que tenga como destino la muerte o un taxi que, con suerte, solo le robe con un desarmador y nada más. Mira que la calle está peligrosa y para eso necesitas compañia. Ajá, claro que sí, un hombre fuerte que, sin lugar a dudas, no soy yo. Lo sabes perfectamente, te has dado cuenta, que no soy la persona que creías, que no tengo billete, que no soy pintón, que mi carrera univesitaria no tiene futuro alguno, que mi vida es un completo desorden infeliz. Pero no me lo dices, sabes que esas cosas hieren, que no se dicen, pero que la hemos pasado bien bonito, diciendo mentiras elegantes, engañando al amor, hemos teatralizado la pareja inexperta del momento en un domingo de Febrero.

¿Yo que tengo para darte? Preguntarás en tu mente mientras te despides. Pues mi media rota, mi sencillo del bolsillo, mis ganas de empujar el mundo, la locura de creer en el amor, las veces de silencio mientras tomas algo que no es tuyo, el deseo de ser alguien normal para tus ojos, la sinceridad animal que me caracteriza. Nada que te importe realmente, nada que se pueda comprar así no más ni que vendan en el Jockey, para todo lo demás hay VISA, niña, pero todo esto no se consigue así no más, fueron años enteros amargándome la vida para conseguir jodérmela, y valieron la pena porque, apenas puedo reconocer las cosas por su fidelidad, me siento feliz.

Al final todo salió bien. Cada uno a su casa, el 'nos vemos pronto' para cumplir y 'el no te pierdas eh' como ritual que nunca termina. Todo salió bien. Te fugaste de la faz de la tierra por efecto de magia o yo ya estaba afuera de ella cuando llegaste, no lo sé. Jamás me la creí, además. Todo salió bien porque, a pesar de tanta mala circunstancia, me di cuenta que no podía dejar de ser yo mismo tan solo para complacer a los demás, y por amor menos, sería tan solo una mentira solapada para mi colección.

Ya no estoy seguro de que pueda conquistar nada.

Esa noche las lágrimas jugaban guerrita con mis almohadas y yo las dejé morir.




La vida se me chispoteó desde el comienzo....

domingo, 24 de octubre de 2010

El ladrón de tus noches


Hay un perro. No. En realidad hay muchos perros y perras en esta vida. Entonces digamos que hay muchos perros. Sí. Aunque este perro creo que no lo conoces. O tal vez sí. Quizás lo has visto por ahí. Pero seguro que no sabes nada. Yo tampoco sé nada. Venimos a este mundo sin saber las reglas de su juego. Nadie nos enseña a vivir bien o a vivir mal. Nadie nos enseña a ser perros o a ser humanos. Nadie nos ha dicho que sea cierto que la luna salga los lunes. ¿Alguien te ha dicho que te quiero?. ¿Alguien me ha delatado algún jueves entonces?. Alguien ha mentido bastante. Y no sé si tú o yo. Habremos de competir por las noches. A ver quién conquista las estrellas primero. ¿Serás tú?. Es probable que yo nunca haya sido. Pero estuvo tan cerca. Vamos a patear los árboles. Con los ojos cerrados. Hay que tenerle miedo a la vida de vez en cuando, coño. No podemos ir por ahí, cacheteando la suerte y riéndo. Guau Guau. A veces ladro y no me escuchas. ¿Para qué me vas a escuchar tú al final de cuentas?. No escuchas ni a tu propio corazón. No escuchas y no luchas. Te doy la patita. Creo que te gustan los gatos. Eso explica todo. Eso no explica la mutua alergia. Eso no explica pero pica. Échale más ají al cebiche. Échale más mentiras al caldo. Tienes una visión gastronómica espectacular. Solo no cocines perro, por favor. Dicen que el fuego quema. Más que tus cachetadas, lo dudo. Menos que el infierno, por ahí. Lo conocemos perfectamente. Visitas diarias. Cuando no, semanales. Es la tradición. Es la traición. Es la emoción. Es la confusión. Es la ya-no-ya. Mucha paranoia. Tú con la locura que se cura. Yo con la locura que asegura. Es divertido si lo ves así. Y si no lo ves mejor. Hay cosas peores que ladrarle a un gato. ¿Piensas que lo hago adrede?. Así no se puede. Claro que no se debe. Debería pero no llueve. Por mi parte, que se mojen todos. Por tu parte que todo se moje. Que todo se enoje. Que este perro sonroje. Eres sabia con la labia. ¿La felina ahora es de Yugoslavia?. Desconoce perro peruano. Perro feo, perro enano. ¿Quieres saber porque ando pelado?. ¿Será que tú me has despreciado?. Soy el perro que durmiendo mueve la patita. He pensado que tus ojos son de dinamita. El sonido de las miradas. Las horas en el sonido se explican. Cuando yo cachorro y tú gatica. La vaca ya no se acuerda cuando fue ternera. Las mariposa no se acuerda cuando primavera. ¿Quieres saber por qué me escondo de ti en la noche?. Primero encuéntrame y no me des reproche. Duermo en la calle. Como de sus bolsas. Espero que me lanzes tus sobras. Me gusta el chifa. Ya lo sabes eh. Yo ya no quiero saber más de ti. Yo ya quiero tener más de ti. Yo ya quiero que se hable mal de los dos. Que la pareja dispareja dispare. ¿Sabrás lo que significa que la muerte nos separe?. Que yo me iré primero. Que los animales no nos casamos porque sí. Que podemos ser felices, sin embargo. Y el amargo déjalo para después. Partir joven está dentro de mi planes. La felicidad no está dentro de mis panes. Porque el panadero nunca le fía a los perros. ¿A los gatos sí?. Déjame contarte que los perros no escriben. Los perros ladran. No soy escritor. Mentiroso sí. Pero si alguna verdad te iré a decir. Quiero que sea esta. Que aunque perro y gato peleen. Una cosa es importante. Que si me acompañas esta noche. Por los techos de las nubes. Plagaremos la ciudad con nuestras pulgas. Y ráscandonos te diré. Al susurrar de los aullidos animales: Que lindo mundo nos tocó contemplar bajo la sombra, mientras te robaba las noches.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Un partido entre dos



"Como un perro atropellado por el Metropolitano". Así me siento, causita. Me han pasado por encima con una gracia sutil que duele pero gusta. Pica y arde como ají panca. Ya no da rabia, alucina, a estas alturas del partido solo esperas el pitazo final y que se acabe el partido de una maldita vez, que entonces se mechen todos los jugadores y que anulen el partido para que todos tengan la culpa y te sientas menos peor (¿así se dice no?).


Así es.


Claro pues, después de tanto showball ocurre que, como-quien-no-quiere-la-cosa, yo le había tirado lenteja a esa personita que ni menos imaginaba me haría alucinar feo con maripositas y brillantinas. Pasa que, nada es como uno quiere que pase, primo, que nada sucede a tu antojo y ya ves, ahora todo cojudo he perdido la batalla más sencilla y criminal de todas, la del amor.


Pídeme una cervezita más causachum. Pa' que resbalen las penas así rapidín pues. Ta' que hace sed, hace penas, hace ratos que no concibo la idea de que la figura haya girado así de la nada ¿Me entiendes?. Ta' que una cosa es que te cancelen a sabiendas pues, osea la clásica derrota, loco, ya sabes que vas a perder pero igual sigues pa' ganar experiencia, por dignidad pura, por amor a la camiseta, pa' no quedar como un huevofrito, pa' jactarte de haberla luchado hasta el final como un buen warrior. Por otro lado, cuando no sabes que vas a perder es jodido cuñau, tú te computas que todo va a salir nais y que las palomitas van a volar bacán, que van a venir los cachorritos y la familia va a crecer y, conchesumá, todos tus patas van a querer a ser los padrinos y se van a pelear pa' ser los namberuan y toda la cosa. Pero mentira pues, nada más reality que la vida misma, la loca me choteó en wan, me puso el parche altoque, me hizo pisar tierra apurao': "Nunca me voy a casar con un escritor misio, yo quiero un verdadero hombre, un hombre que maneje camioneta, y que sea una 4x4, pliz!" Pa' que dijo eso cholario, ¡un miónca!, y yo que ahorraba pa' comprarle una steishonvagon para su movilidad personal (y pa' taxear por las noches cuando la cosa esté brava), me la bajó en una, me negó la posibilidad de convertirse en la doña y dueña de mi vida. Era mentira, causita, igual nunca se va iba a casar conmigo, sé que solo me dijo eso para barajarla lindo y no ser tan atorris. Me revienta que me dejen colgao', hermano, nunca voy a encontrar a la costilla de mi vida, a alguien que me haga piojito por las noches.


Don Beto viene con una chelita fresca, bien sudadita. La seca con una franela vieja.


Gracias maestro. Bueno, como te seguía diciendo, yo ya no sé si llorar o reír, si sentirme culpable o culparla de todito, como te dije, solo espero el pitazo final para que se acabe toda esta vaina. La firme que duele pues, es como tener una astillita en el bobo, es así chicoma y parece insignificante, pero por eso mismito, es más difícil sacarla, se adentra mucho más. Pero hablando así, entre varones, verdacita que me canceló bien con lo del billete. Yo no tengo, compare', ¡y que ni piense que por ella voy a conseguir más de lo necesario ah! porque eso ya es codicia pues, y Diosito castiga, ya sabes. No pensé que se me desviaría así, mano', que me vería como una mina de oro. Al final los dos nos ensartamos pues, ninguno era lo que esperaba del otro, fíjate que el destino es sabio pa' repartir los golpes, pero igual duelen pues, no hay nada que hacer cuñau...


Es triste verlo decaído y borrachoso, se me parte el alma en dos, sobre todo cuando sé que tiene la razón.


Estamos viendo el partido de la "U", son 3 puntos vitales para lograr el campeonato que estamos perdiendo por culpa de un empate inmerecido.


"Va Rabanal peligrosamente hacia el área y disparaaaaa/ataja el portero a medias y se le chorrea el balón/ cuidado con Cachito que puntea la redonda/la toca milagrosamente con el botín y es gol/ GOL DE UNIVERSITARIO DE DEPORTES!!!/ GOL!!!!!!!!!!!!!!!"


Nos abrazamos y gritamos a más no poder, brindamos como locos y lloramos de felicidad por ese glorioso gol esperanzador, que no es más que una moraleja inesperada del azar.


Termina el partido, resultado final Universitario 1 - Total Chalaco 0 .


Ya vez - le digo - tranquilo hombre, no todos los partidos se pierden.


Y entonces nos reímos de la vida como nunca.







X.

martes, 3 de agosto de 2010

Tu controversia me desarma



Se dice que bueno es hacer lo correcto y malo es andar cagándola. Andar cagándola debe ser incorrecto entonces, a no ser que hagas lo correcto y la cagues, pero sin querer. Aunque aveces uno quiere y la caga sin intención. Ya sea porque es indebido o ilegal, o porque es muy peligroso para ambas personas. Tú me entiendes. No siempre la cago a propósito, aveces me veo obligado a hacerlo, por el bienestar común. Otras se me sale instintivamente. Qué puedo hacer, estoy medio cagado.


Antes no importaba mucho que hiciera frío, antes tampoco importaba mucho "el amor no tiene edad" y esas cosas. Sabes a lo que me refiero. Hay límites impropasables, leyes irrompibles, riesgos innecesarios y personas imbéciles que se cruzan en los caminos. Yo me cruzé en el tuyo hace ya mucho, aunque ya mucho no importe mucho, sino poco importe bastante. Importe de seguro que sí, si bastante ha pasado en poco. Pasado todavía no es, es presente-futuro. Futuro no quiero que llegues todavía. Todavía no he pasado una noche durmiendo en la cárcel. Pasado, ¿qúe ha pasado?. Me cago en la Lingüística, aveces.


Esas escaleras son legendarias, ¿no que no?. Y el sofá, también, puede ser, se puede considerar dentro de la mueblería. Aunque yo soy más de las bibliotecas. Digamos que los estantes. Claro que sí. De material apolillado, fuerte olor a madera. Hay que ver libros gordos regados por el piso, humanitos leyendo textos, probando texturas, saboreando las novelas. ¿Qué autor me djiste que quieres leer? Déjame adivinar tu autor favorito. No claro que no, no insistas tanto, yo no soy un autor. Soy tu raptor. ¿Te puedo recomendar unos buenos?, pero jura no cambiar radicalmente, ¿sí?. No te vayas corriendo, aún hay mucha vida por leer. Devuélveme mis libros, no me cagues.


Vamos, corre. Carijo que esta brecha generacional se nos hizo demasiado extensa. Mi mala costumbre es jamás decir no. Por eso digo "tal vez". Está bien para ti. Está bien para mi. Está mal para el resto del universo. Han mirado culpablemente a dos personas, señores, los acuso de sapos y de escandalosos. Yo no quiero ser abogado si la ley no permite este beso. Quiero estudiar algo que le de la contra a toditos, a tú mamá también. Sí. Quiero ser profesor malpagado pero contento. No puedo pagar tales pituquerías. Disculpa si suena cagón.


Yo voy para allá y casi me atropellan cuatro veces. Taxi amarillo nomás, más peligroso que anaconda. Caminar es mejor, me alegro que lo sepas. Ya sé que ahí graban "Al fondo hay sitio". No sabía que no sabías, perdón. Vivimos lo suficiente como para morir de risa o morir de celos. Ya sé que no te importa mucho. Te gustan los parques y las bancas. A mí me gustan las palomas. Solo verlas, comerlas me dan penita. ¿Te has escapado denuevo verdad?. Te van a gritar otra vez. No te preocupes, puedo ser tu tutor. Ya soy mayor de edad. También puedo firmar hijos y ser encarcelado ¿sí o no?. Ja. Por supuesto que no. Ya sé que tu sueño es ser madre. Pero conmigo no. Tampoco con el "Señor buenas tardes". Ser madre sin quedar embarazada porque ya no quieres más dolor. Ta` que te entiendo y eres la cagada, déjame decirte, apesar de todo te aprecio bastante.


Las aventuras son interesantes. Esto que pasa es una aventura. No se me ocurre otro nombre para ponerle. Ya, aventurita. Los diminutivos son tus preferidos, nada que hacer con eso. Ganitas habían, personitas habían, amorcito había, miedito había, prohibiciones había, tu tía había, no se podía había, tu familia me odia había, todito, fíjate, todito había. Mi culpa es. No lo ves. Ya no usas los lentes. Los canjeaste por unos puchitos. Debí haberme quedado. Debí haber dicho que todo saldría bien. No me gusta mentir. Pero sí me gustan las galletas que me invitabas. Todo salió mal. Troya ardió. Los dioses me alejaron encadenado de tu cuidad. A esta hora ya no pasan los micros. A esta hora ya no pasan las horas. A estas alturas ya no hay nada que se pueda hacer. Tu controversia me desarma letalmente.


Lamento decirte que la cagué...





C

domingo, 4 de julio de 2010

Hace frío


Es una noche jodidamente fría como para escribir. Y uno escribe jodido porque si estuviera alegre escribiría cursilerías y esas cosas que empalagan el cerebro. Cuando uno escribe jodido y con frío pueden pasar muchas cosas. Como interrogarse incoherencias y responderse estupideces. O como pensar que las cosas se van a esfumar porque las relatas. De cualquiera de las dos formas es jodido y estúpido escribir cuando hace frío, porque se te hielan las manos.

Entonces haces todo de manera directa, vas al grano, no pierdes el tiempo. En serio cúanto tiempo has perdido ahí, hombre, te has estado revolcando en el lodo como un chanchito y recién te das cuenta que te agarraron de huevón. O sea uno de por sí ya es huevón, pero que te vengan a bacilar así, tan descaradamente, no pues, no tiene chiste el juego.

Porque todo esto fue un juego, ¿o me vas a decir que nunca lo ha sido?. Vamos, yo sé que siempre nos gustó jugar con fuego. Pero tú estabas con guantes, cojones, me estuviste engañando todo el tiempo mientras mis manitas se ponían negras. Se nos quemó la torta y ahí murió el payaso, ni que te cuento el desenlace.

Que te cuente la miss que porque nos jalaron en Inicial. Porque la historia de amor que escribimos era bien feita. Porque ni tú eras bruja ni yo príncipe. Porque te gustan demasiado las películas de patitos feos y yo me deshago de risa con las comedias románticas de Adam Sandler. Es la dura realidad. Nunca estuvimos hechos el uno para el otro y esas cosas. Deberías dejar de pensar que la vida es un algodón dulce y rosado. No es una clase de advertencia. Es un consejo del pescador del río de enfrente, que te está mirando mientras te intoxicas como un pez.


¿Sabes que en el río hay muchos peces no? Ya sé que el mar hay muchos más, pero el río tiene agua dulce. Esa agua que viene de las venas de mi sierra, esa agua que recorre mi cuerpo y mis entrañas, esa agua que nunca dejaré de beber.
Tú puedes quedarte con el mar, donde los buques derraman su petróleo, donde desencadenan los desagues y se mueren las lágrimas sinceras. No pretendas cambiar lo que está inherente en mí. La arena nunca va a saber tan bien como la tierra. Tenlo por seguro.

Pues todos miramos hacia algún lugar distinto. Lo malo es caminar con los ojos cerrados. No porque puedas tropezarte sino porque tal vez nunca te hayas visto y no sabes quién eres en realidad. Todo el tiempo crees mirar lo verdadero, nada más triste que eso.

Acá nosotros somos bien sencillos, déjame decirte, nos importa poco los algodones, los mares, la arena y los patitos feos. Pero no nos conformamos con poco. Cuando uno se la juega por el otro es capaz de cualquier cosa, hasta de hacerla de payaso si se diera. Somos capaces de todo.

Y si nuestras diferentes miradas se cruzan mientras caminamos en la madrugada, podemos ver el horizonte completo. Abrazarnos y celebrar un gol o una gauchada. Tomar un caldo de gallina o llorar en el hombro del otro, como dos chiquitos que se entienden solo en la tragedia y el llanto insospechado.

Me siento orgulloso porque más que perder, he ganado coraje. Se vienen grandes cosas para mí, lo presiento.

Por un momento quize que seas mi acompañante. Que veas como crezco, como una plantita. Y que seas tú la flor que nazca de todo esto, el fruto perfecto, mi felicidad bonita.

Sigo teniendo frío. Pero, carajo, soy humano. El frío me entosquece las manos, me las vuelve de acero.

Me apena que no hayas agarrado mi salvavidas, quizás todo hubiese sido diferente.




L.

domingo, 16 de mayo de 2010

El niño llora


El niño está triste, ¿qué tendrá el niño?. Esa es su parte preferida del poema de quien no se acuerda el autor, solo se acuerda la tristeza. Claro pues , si la tristeza siempre se queda, es una garrapatita que se te trepa y no te suelta en tiempo y cuarto. Pero qué se va hacer, hay que tener los cojones bien puestos para admitir que uno está triste.

El niño se sienta en una banca de aquel parque todas las noches, el condenado me conoce, cada vez que paso por su banca se quiere esconder porque yo una vez le dije que la tristeza era contagiosa. A pesar de todo aveces tenemos pequeñas charlas triviales que son masomenos así:

-¿Por qué estás triste?
-¿Por qué no habría de estarlo?
-Porque esta banca es para uno, no para dos.
-¿Entonces?
-Si te sientas con la tristeza no van a caber los dos.
-¿Eso significa que no estoy triste?
-Eso significa que estás sentado en la banca equivocada.
-Tienes razón.
-A veces. Ah por cierto, la tristeza es contagiosa.
-¿Tú crees?
-No lo creo, lo siento.

Después como que quiere llorar el muchacho y no se suelta, parece que se pega las lágrimitas con cinta skotch a la pupilas o que no ha pagado su abusivo recibo de agua indudablemente (bien, pero bien) potable.

A veces que lo vuelvo a cruzar y está en ese dilema de soltar el llanto o no, le digo que se deje de huevadas y que llore de una vez, porque solo los valientes lloran y no se tapan la cara, porque si te cubres los ojos al llorar se te quedan adentrito las penas y después no salen ni con thinner. Sí señor, hay que llorar bien llorado, hay que jugar bien jugado, y hay que pensar malpensado.

De vez en cuando me pregunto: ¿Qué tristeza tan grande puede tener aquella persona para entristecerse de por sí? Pareciera funcionar como una alarma, se oculta el sol y sale de su casa, se sienta en la banca y se pone triste. Admito que llorar es fácil, pero llorar con sentimiento, eso sí que es difícil. Me preguntarán: ¿Se puede acaso llorar sin sentimiento? Y yo les digo que, si yo no fuera Brad Pitt, no hubiese llorando en tantas películas.

El niño me entristece el día si lo veo llorando, con la cabeza gacha, porque llego en la noche y es mi última impresión del mundo exterior. Me pongo recontra pesimista y pienso que todo se está yendo al carajo porque un ser humano ahí fuera no encuentra consuelo. ¿Tendrá consuelo el muchacho? De eso no estoy seguro, pero de que no le caigo tan espeso sí, eso me di cuenta cuando se cambió a la banca para tres.

Otro día lo veo en las mismas, apenas cruzo el parque ya se puede sentir la tristeza subiendo por los pies, es una neblina apesadumbradora que te va transformando la sonrisa hasta voltearla, ahí recuerdo "Casa tomada" de mi inmortal Cortázar y pienso: Que poco leve es sentir la ficción destruirse ante tus ojos.

Es por eso que no puedo evitar desviar mi camino y preguntarle el por qué nos castiga así con su tristeza (y por qué se cambió de banca).

Me dice que en realidad él no quiere estar triste pero eso es su trabajo, que de eso va a vivir, que está escribiendo un libro acerca de la tristeza y que por eso la conjura por las noches para que le acompañe y le de un par de consejitos que, como usted sabe joven extraño, nunca están de más. No vaya a creer usted que me apena ver tanta gente indiferente nonono, está usted muy equivocado, no vale la pena rasgarse las vestiduras por aquellos jueces de Caifás que critican y quieren ver la paja en ojo ajeno cuando se pasan con la suya en su propia mano. A mi me da igual esos esperpentos, y que me perdone Dios, deberían morir ahogados en su propio orgullo lodoso.

Me parece bueno su discurso y lo aplaudo, casi todo me queda claro menos por qué se cambió a la banca de tres. Me responde en voz muy quieta:

-Estoy esperando a alguien en especial, a una persona.
-De todas maneras debería de sobrarte un espacio, la banca es de tres.
-Te equivocas, la tristeza viene conmigo, a ella no la dejo.
-¿Y se podría saber a quién esperas?
-Al amor de mi vida.
-Largo rato tienes.
-Sí, pero dicen que llega solo ¿no?
-Esperemos que sea cierto.

Los tres sentados en la banca, ella acompañando, nosotros esperando. Pasan diez minutos y nada.

-No viene, ¿qué hacemos?
-Ya sé, hay que hablar de algo.
-¿Qué se te ocurre?
-Literatura infantil.
-Ni a balas, tiene que ser algo que podamos compartir los tres.
No lo pienso dos veces, un foquito se enciende dentro de mí y de mi boca sale sin mi permiso: Hablemos de fútbol.

Todos parecemos de acuerdo y hablamos por horas. Nos entristecemos en complicidad y hacemos promesas incumplibles de clasificación que ni Aladino las creería.

Luego presiento que tal vez él no esté triste sino que yo estoy demasiado feliz. Y ahí me doy cuenta que estas cosas pueden ser peligrosas, sobre todo si la tristeza está presente. Entonces quiero acotar algún argumento inválido para desaparecerme de ahí pero el muy pendeivis lo percibe y se adelanta:

-Creo que no viene porque estás sentada en su sitio.
-Es posible.
-Es mejor que te vayas, pues, mira que me la friegas sin que te haya hecho nada.
-Está bien, niño.
Me paro y cruzo la pista hacia mi casa pensando en que el niño parece jamás perderse ningún partido por televisión y que este parquecito sucio y sus banquitas grafiteadas no serían lo mismo sin el condenado niño y su tristeza que no deja respirar.

-Yo sí lloro por mi fútbol carijo, yo sí lloro por ustedes y no escondo la cara, yo sí lloro pero no me ven, porque ustedes estaban llorando primero.





A......Z

viernes, 9 de abril de 2010

Hasta los 18



El amor no tiene edad ¿No es así? No me lo va a negar si lo aprendí de usted, ¿Acaso usted tiene edad?, ¿Cree tal vez que yo tenga edad? Yo no tengo edad, tengo necedad.

Tengo necedad porque insisto en que voy a llegar hasta los 18. Sin embargo, usted me ha dicho: No vas a llegar hasta los 18. Pero las demás personas creen que también así será. ¿Debemos darles, entonces, la contraria? Yo ya sé la respuesta automática que me dará y me la reservo pero, sé que me permitirá comportarme como un gran renegón y dar la contraria al mundo. Entonces pienso en que SÍ voy a llegar hasta los 18.

Si empezamos por lo que conversamos la vez pasada de seguro le será más evidente que sí. Me decía que ando tan menudito así, que el viento pareciera que me quiere llevar, y no le niego que yo aveces me dejo, porque ando tan cansado de vivir que suele darme lo mismo. Y vuestra explicación científica para todo este fenómeno es que mi metabolismo me quiere hacer desaparecer del mapa porque no hay sino otra forma de que me interese en algo, ni siquiera en mí mismo. Así que debo retomar cierta fortaleza y optimismo porque sino es muy probable que desaparezca, esa es vuestra teoría.

Yo tengo otra teoría. Pienso que ya estoy algo extinto pero que todavía estoy aquí. Y que si lo sigo estando es porque debo pedirle aún perdón por muchas cosas antes de llegar hasta los 18. Perdón por fijarme vanidosamente en usted y siempre bajar la cabeza cuando me mira, perdón por sentir esos celos imaginarios cuando habla con sus amigos y me hace delirar, perdón por ese silencio que aveces me gobierna cuando no hay más que el viento entre los dos, perdón por ser tan poco agradable a esta vista pública que usted adorna sin esforzarse siquiera, perdón por ser tan sinvergüenza para todo menos para usted, perdón por seguir siendo un niño inmaduro con mi tonto comportamiento, perdón por todos los gustos y pasatiempos extraños que me desacreditan ante sus ojos, perdón por mis malos chistes y todavía no haberle hecho sonreír, perdón por esta timidez constante que no me deja contemplarle por más de 3 segundos, perdón, perdón...

Luego decirte que eres una de las pocas personas que hace surgir un sentimiento de acaramelamiento en mí, que sin hablar me destapa una sonrisa cuando ando todo zombie y ojeroso por la universidad, chocando con toda gente, ardilla y venado que se me cruce.

¿Sabe? Si le trato de usted es porque en mi mente se me torna un poco inalcanzable, pero le pido perdón y le ruego que me deje hablarle de tú a tú, perdone mi exagerado sentido de confianza pero es la única forma de que pueda hablarle con el corazón.

Quiero decirte que eres el regalo que no recibiré en mi cumpleaños, que eres lo que me faltará y no podré llenar con nada. Que en la vida no he logrado nada y es por eso que no tengo nada que celebrar, menos si no es a tu lado. Que tranquilamente cambiaría todo agasajo banal por tan solo compartir unas palabras contigo y que, como no estás, solamente me queda decirte: Feliz cumpleaños.

Feliz cumpleaños a ti porque para mí no sé si lo será, porque tú te lo mereces más que yo, porque tú debes vivir más años, porque tú eres más importante, porque dependo de ti para seguir.

Entonces creo que no llegaré hasta los 18 y pienso que tienes razón. Llegaré hasta los 50, hasta los 80, hasta lo 100, hasta los que tú quieras. Solo dime cuántos y yo los cumpliré.

No tendremos edad nunca, preciosa, tendremos necedad para siempre.

Y que el mundo nos agarre si nos encuentran sueltos por ahí, dos locos en un mundo pueden cambiar muchas cosas, créeme.

Créeme...



CHAMA.




jueves, 18 de marzo de 2010

Ser tu amigo


Todo inicia con un recuerdo (así de trágico puede llegar a ser), y es tan trágico que me pregunto si acaso no es esperanzador. Me detengo un momento, entonces, y miro mi pasado, luego, miro sin ánimos hacia el futuro (si es que existe) y me doy cuenta de que aún me falta mucho por hacer (y deshacer).


He dejado muchas tareas incompletas a lo largo de mi corto existir. Entre ellas se encuentran algunas como enseñar Literatura en mi colegio, leer obras clásicas que simplemente no me atraen (pero debo), escribir un par de libros de bajo presupuesto (o caer en el intento), montar una estruendosa orquesta de salsa (preferiblemente cubana), rebatir con mi hermana algún cuento de Cortázar, incursionar alocadamente en la política (y salir perdiendo), etc.

Son muchas e imposibles en su mayoría (idiotas también). Sin embargo, hay una que estoy seguro que es la que me hará sentir mejor: Ser tu amigo.


Sí, ser tu amigo, o almenos intentar serlo, porque debe ser algo difícil (por no decir imposible), y es algo que vengo esperando desde hace varios meses, como creyendo que el destino nos fuera dar la oportunidad algún día de estos, cuando yo ya la he malgastado todas en muchas ocasiones y llorado amargamente por las noches.


Lo peligroso es que sé que lo sospechas, y no sé si eso sea positivo o contraproducente. Debo dejarlo a la suerte, como todo en mi vida. Tal vez entre tanta pérdidas alguna vez me toque ganar.


Ya tengo planeando todo desde hace mucho, después de tantos intentos fallidos creo que he encontrado la manera más quijotesca y homérica para lograrlo, dándote la importancia que te mereces y la honorabilidad que no tengo.


Te resumo mi plan en los siguientes pasos:


1)Averiguar denuevo tu nombre (que olvidé tratando olvidarte)

2)Terminar el libro que vengo trabajando (es un decir)

3)Publicarlo con una dedicación engalanada por tu nombre.

4)Presentarlo en la universidad que estudiamos, con la compañía del gran Eloy Jauregui.

5)Contar buenos chistes y decir muchas lisuras en la presentación para parecer un escritor bohemio.

6)Asegurarme de que asistas y que (no) me oigas.

7)Comprarme mi propio libro (renegando, sin duda).

8)Acercarme a ti entre la (poca) gente.

9)Sacar mi viejo lapicero azul.

10)Pedirte que me firmes mi (mal) libro en la carátula.


Ahora viene la parte que depende de ti, la que no tengo permitido planear pero sí imaginar, y que es básicamente lo siguiente:


11)Garabateas artísticamente la carátula.

12)Me dices que no te caigo como escritor (que por cierto no soy) pero que tal vez como persona.

13)Te pregunto si es que quieres ayudarme a escribir mi vida.

14)Me dices que sí, pero con la condición de que no sea con lapicero azul.


La aventura se desata, sabemos lo que el mundo propone y lo que nos falta por proponerle a este.

Por lo pronto falta mucho, pero cuando estes aquí estoy seguro que podremos afrontarlo sin descaro.


Y cuando caminemos juntos y entres en mi vida, viviré trás de ti como en una especie de fototropismo, me acercaré hacia a ti como a la luz. Y si te alcanzo se irá la oscuridad, quizás ni la muerte nos separe, inclusive.



Chama.

martes, 23 de febrero de 2010

Queriendo querer

Todos quieren.

Hermano quiere a su Fiorella.
Mamá quiere a su arroz con pollo.
Papá quiere a sus aviones.
Hermana quiere a su televisión.
Marcelo quiere a su Marina.
Iván quiere su familia.
Renato quiere a su fútbol.
Piero quiere a su Anapaula.
Diego quiere a su enamorada(que no me ha presentado).
Martín quiere a su L.
El "pollo" no quiere que lo agarren a cojinazos.
Sergio quiere a su arte.
Alejandro a quiere sus sueños.
Robert quiere a Leuzemia.
Nicolás quiere a su Mayita.
Pandita quiere a su peinado.
Felipe quiere a su revolución(y su chela).
Cristian quiere a sus planos.
Primo Luis quiere a su lomito en La Cocolisa (yo también).
Carlos quiere a su cigarrito.
Stefhany quiere a sus recuerdos.
Se. quiere a quien yo sé. (y aveces lo niega)
César quiere a sus poemas.
Santiago quiere a su batería.
Jorge quiere a su buen rock.
Oscar S. dice que no quiere a nadie (pero no sabe que yo sé que sí).
Gabriela quiere a sus amigos (¿seré su amigo?)
Nuria sabe lo que quiere.
Natalia quería viajar (ahora no sé donde estará).
Gina quiere a sus películas.
Joseph quiere a su atletismo (y a alguien más).
Paulette quiere a sus traversuras.
Adrián quiere a el equipo de nuestro amores.
Iván quiere a su Carmen.
Álvaro quiere a su póker.

Conclusión 1: Todos quieren.
Conclusión 2: No sé si quiero.
Conclusión 3: Querer debe ser fácil.
Conclusión 4: Me gustaría querer.
Conclusión 5: Quiero irme a la mierda.




A...Z...1.3.4

martes, 16 de febrero de 2010

Realidades adversas


¿Y si fuese mentira que aquello ocurrió? Mira que ya yo no sé qué es lo que la realidad propone y qué es lo que me está jugando. Mira que yo no sé querer y que yo creo que siempre lo supiste. Mira que poco a poco voy pensando que tal vez solo fuiste un mal sueño por domir con las manos en el corazón.

Me aferro a lo que sé, a lo que veo, a lo que siento, a lo que percibo y a lo que sigo. Me aferro a ti porque sé que tienes mucha más fuerza que yo y que me mantendrás en tu regazo mientras me dejas llorar como el niño que siempre seré para ti. Me aferro a ti porque tu recuerdo es ese pilar que me monitorea caprichosamente y me alienta a convertirme en algo que una vez te prometí: Alguien valiente e importante, sobre todo para ti. Estar a tu altura como amigo y como persona. Eso quiero.

No quiero que entiendas todas mis palabras, ni yo mismo las entiendo a veces. Solo quiero que sepas que algunas noches aún no puedo cerrar los ojos sin pensarte. Que maldigo las madrugadas solitarias en las que para dormirme evoco todas las experiencias infinitamente humanas que pasé contigo y que jamás debieron interrumpirse. Que me ahoga silenciosamente ese sentimiento nocivo de tu ausencia en mi pecho cuando me despierto derrepente y creo ver tu sombra al otro lado de mi cama diciéndome adiós.

El tiempo pasa muy rápido. Ayer lloraba por dibujos, hoy lloro por mujeres, más tarde lloraré por mis sueños. El reloj no perdona, hijo, el reloj no perdona, de nada vale que lo dejes sin pilas.

¿Sabes?, te agradezco por casi todo lo que soy ahora. Me conociste como un tipo oblicuamente sumergido en la animadversión, pero con esa sonrisa pillaraja y tus coqueteos disimuladamente inadvertidos, sacaste a relucir lo más imposible de mí. Pues claro que eres una gran mujer, eres la mejor que he conocido jamás.

La edad no interesa en estas cosas. Tú debes saberlo mucho más que yo. Lo físico y material me vale madre y por ello me he ganado varias enemistades, que de seguro no conoces, pero que te las hubiese presentado con mucho gusto y cariño si estubieses todavía a mi lado.

Hay oportunidades únicas en la vida, y sí que las hay. Me equivoqué conmigo mismo, me faltó hombría y me alejé de ti en un llanto interminable que no concluyo hasta hoy. Si es que en mi corazón guardo amor para algunas personas, ten por seguro que tu espacio siempre quedará intacto.

Y recuerda cuando alguna vez te decía: Mi lugar está en Trujillo, mi lugar está en Trujillo, mi lugar está en Trujillo...

Y te lo repetía como demente mientras te decía que me casaría allá.

Olvídalo todo, mujer, tú me conociste mejor que nadie.

Mi lugar está contigo, mi lugar está contigo...





M.C.L.M.




miércoles, 3 de febrero de 2010

Perspectivas decimales



Me tienes en la mira, ya sé que debería ser al revés pero, ¿Quién ha dicho en la vida qué es lo que debe ser y que es lo que no? Al diablo con todo esto, sé que no nacimos para morir por poco y menos para vivir por mucho. Estamos destinados a manipularnos extravagantemente sin necesidad de incentivos materiales, tan solo con el gran invento de vuestros ojos angelicales.

Estamos aquí, frente a frente, así como alguien hubiese querido predecirlo alguna vez. Es un encuentro mítico, que no quiero olvidar nunca, es un confrontamiento de dos generaciones, de dos mentes incompatiblemente amables que se unen de un momento a otro para provocar un derrumbe cataclísmico. Así somos nosotros, como dos mecheros encendiéndose sin final previsto, así somos, como dos meteoros que se miden sin chocar.

Te acercas y me parece oir tu respiración agitada. Has estado corriendo. Sé que vienes escapando de alguien o de algo. Sé que escapas de tu pasado. Sé que no escaparás de mí. Sé que no escaparemos de nadie.

Me señalas hacia el vacío. Apuntas hacia el futuro, tú piensas en grande: El mundo será nuestro, cobraremos la renta y viviremos de eso. Seremos millonarios.

Yo asiento con la cabeza, te otorgé la comandancia de mi vida quizás antes de que lo quisiera. Tan solo no te estrelles, sábes que no me gusta andar con cinturón de seguridad y que soy muy duro para pagar las multas.

Eres visionaria, para ti la vida es un gran negocio. Piensas, planeas, inviertes, lo consigues, lo tienes, lo pierdes, lo vuelves a invertir. Yo soy de vista corta, solo tengo ojos para ti (y para los chocolates).

Sé que serás una gran mujer, una gran amiga, una gran compañera, quizás la muy buena esposa de alguien. Yo seré quíen siempre te visite, el que te pida un préstamo diciendo que será la última vez, el que te prometerá que dejará la cerveza algún día, el que te jurará que alguna vez dejará su trabajo austero para dedicarse a algo que le dé un mayor beneficio económico. El infaltable acosador de las tardes de soledad frente a la costa verde. Ese seré yo.

Y no me digas que soy un espeso, porque ya lo sé. Solo dime cúantos días faltan, solo quiero saber eso.

Porque la espera me hará viejo pero más valiente, se requiere valentía para esperarte.

Espero que lo entiendas, espero que lo entiendas...




A.......Z...111.222.333

sábado, 30 de enero de 2010

Un felino encandilado

Pues claro que la vida es injusta,hombre, yo siempre quise ser un gato y tener siete vidas; mas soy un humano y solo tengo una, y encima solo tengo dos pies en lugar de cuatro patas. Mis ojos son feos y no verdes como la uva italiana, y mis bigotes jamás alcanzarán la majestuosidad aquella de los felinos egipcios mucho más históricamente importantes que yo. En lo que único que quizás pueda igualarles en en que soy un poco bestia, pero aún así todavía lo dudo.

Pues claro, que nadie sabe lo que viene y lo que tiene, que la vida en realidad no es vida, y que lo vivido no se olvida. Pues claro que me faltan manos para decir todo lo que quisiera, para tratar de hacer sentir mejor a todos los que quiero, para tratar de consolar a todos los que hiero, para tratar de esperar a todos los que espero.

Solamente no me quedas claro tú, déjame decirte, hay cosas que definitivamente no entiendo y de las que no me puedo quejar, pero tú, no lo sé, creo que estoy perdido.

Es algo paradójico,ya, porque no se puede estar perdido y no estarlo a la vez. Pero contigo nunca se sabe, y conmigo tampoco. En conclusión, no sabemos nada, y eso es lo más lindo, desconocernos totalmente para apreciarnos solo por lo que intuimos y creemos, las ilusiones siempre serán mas fuertes, y eso sí lo sabes.

Pues claro que la vida es absurda,hombre, nos pasamos la vida tratando de juntar cosas materiales cuando en el fondo sabemos que lo que en realidad enriquece es el amor puro y malévolamente apasionado. Algo así como tú al otro lado del mundo y yo escapándome a media noche para tan solo verte media horita y decirte: Hola.

Pues claro que la vida es bella, hombre, no seré gato pero almenos ella y yo somos de la misma especie, digo yo, nos reconocemos de la misma raza humana, aunque yo todavía tenga algunos rasgos cavernícolas y ella sea una princesa acosada por un feo sapo que curiosamente lleva mi nombre.

Pues claro que la vida es incomprensible, no voy a prometer nada pero al final terminaré cumpliendo todo, y eso es cierto, me dejarás al margen de caer en la tormenta de amor más exagerada que podría haber azotado alguna vez a mi existencia. Pero resistiré, y estaré de pie para que sepas que te puedo esperar como un condenado el tiempo que sea necesario y que puedo ser menos aburrido de lo que seguro piensas.

Por eso hoy te espero aquí, leyendo a Saramago, porque la Literatura y tú son dos cosas que jamás voy a poder entender completamente, y eso es bonito, ustedes dos probablemente se llevarán lo poco que me queda de vida y estoy seguro de que no me arrepentiré.

Tan solo no te demores, mira que el tiempo vuela y yo no tengo alas para alcanzarlo.

Y si acaso te demoras, avisame antes para hacer reservaciones.

¿Acaso moriré, antes que llegues tú? Ayer fuimos inmortales, hoy podemos volver a serlo.






A.........Z

lunes, 11 de enero de 2010

Que el tiempo nos indulge


Bueno, está de más decirte que lo que pasó fue tremendamente inexplicable y casual; y a la vez mágico e inolvidable. Solo sé que no sé si la coincidencia nos volverá a juntar así, que no sé si los brazos del destino nos vuelvan a abrazar y poner cara a cara, porque verte ahí y conocerte de esa manera de seguro que fue un golpe de suerte para mí. Estoy seguro que no ganaré la Tinka jamás en la vida porque mi suerte al conocerte de seguro se habrá agotado. Pero no me molesta tanto eso, no necesito la Tinka para ser felíz, te necesito a ti.

Ya mira, sé que te has percatado que soy un mal bailarín y todo eso, no me lo saques mucho en cara porque yo aprendí solito, sisisi así como los bebitos que aprenden a caminar por su cuenta y se tropiezan con sus propios pies. Soy malo bailando y todavía tuve el descaro de preguntarte: ¿Bailas conmigo?. Y no me podías decir que NO porque mi cara de idiota no varía mucho al momento de hacer preguntas, además, tuve la intuición de que mi rostro poco agraciado te provocó cierto humor el que, mezclado con mi idiotez, te hizo decir sí tal vez sin querer.

Pero sigamos, no soy nadie para juzgar tu decisión, bien podrías haberme tirado una cachetada por la insolencia de haberme fijado en ti y posar mis ojos sobre tu ajena belleza, que no es digna de mi mirada plebeya, pero en fin. Bailábamos, callados, nadie dice nada, yo no la quiero fregar, espero que me preguntes algo, aunque sea que me preguntes: ¿Por qué no te das cuenta que acepté bailar contigo tan solo porque me das risa?. Pero nada, entonces yo pregunto tu nombre y tú me lo dices, algo displicente quizás, y yo espero que sea tu nombre real y no un nombre que hayas visto en alguna telenovela mejicana.

Aguardo a que me preguntes el mío, aunque sea por cortesía, no lo haces, nunca lo harás porsupuesto, yo te lo tendré que decir, pero eso es más adelante todavía. Todavía no termina la canción y ya te aburriste, me dices: Ya no más, gracias. Y yo: Está bien, gracias a ti. Y te vas a buscar a tu amiga y desapareces por buen rato. Yo me quedo sentado en las escaleras preguntándome qué es lo que exactamente pasó. Luego encuentro justificado el que te hayas aburrido ya que soy un mal danzante y carezco inevitablemente de ese derroche de sensualidad varonil que muchos tienen, y entonces me arrepiento de no haber aprendido a bailar marinera cuando era pequeño.

Sé que no vas a volver a ese mismo sitio porque te sientes aburrida, en realidad no vas a volver a ese mismo sitio porque sigo sentado en aquella escalera esperando por tu retorno. Entonces te desvías, aparentemente yo no te he visto y bueno me amagas magistralmente y te sientes tranquila. Take it easy, ya entendí el mensaje, mejor me alejo.

Me voy a un costado, converso con mis amigos, que sí que que buena salsa, mi sueño siempre ha sido tener una orquestita de salsa y intentar cantar como Lavoe, carijo, pero que imposible que es, ese hombre tenía una voz increíble.

Pasan unos minutos, yo regreso, creo que olvidé algo en aquellas escaleras, mi voluntad. Voy a recogerla, a llevarla de la manito para que no se pierda, y enseñarle a un par de modales para que comprenda mejor las hostilidades de este mundo gris. Pero, ¡Oh milagro! Vuestra presencia está en el mismo lugar donde la divisé por primera vez, y yo no dudo en acercarme y mandar la voluntad y todo lo que se interponga en mi camino al abismo de los frenos de mi vida.

Entonces, como soy más terco que una mula (aunque más mula que terco), me voy acercando hacia ti, y tú no me miras porque de hecho que no soy la atracción del lugar y hay cosas mucho más bonitas para ver. Me abro paso y me paro a tu costado como un árbol, esperando poder decirte algo. Pasa una canción completa, no puedo. Corre el tiempo, se hace tarde, no puedo dejarte escapar así. Te saludo por tu nombre y te pregunto de nuevo: ¿Deseas bailar?. Y tú me miras con una cara de fastidio tremendo y me dices que no. Yo comprendo, me siento un poco golpeado por tu respuesta, pero soy jodido y te pregunto: ¿Te puedo acompañar, entonces?. Y tú dices: Bueno ya que insistes.

Te digo mi nombre y así comenzó todo el drama, me contaste tu historia, ella no era tu amiga, era tu hermana, y aquel que estaba ahí no era un chico cualquiera, había sido tu enamorado. ¿Qué hacían entonces tu hermana y él abrazados por allá medio escondidos? No te lo explicabas, yo tampoco.

Me pides que te abraze, yo lo hago sin dudar, estás triste porque no encuentras explicación a nada, yo estoy triste porque nada tiene explicación, es casi similar así que me siento con el deber de tratar de tranquilizarte pues no tenemos la culpa de estas cavilaciones inesperadas.

Nos hacemos amigos rápido, pasan muchas cosas que solo tú sabes que pasaron, me cuentas muchas cosas que solo nosotros sabemos que han pasado. Forjamos nuestra propia defensa a todo aquello que amenaza con aniquilar la tranquilidad del momento que estamos pasando. Creo en ti como nunca y te digo que nunca te pierdas, porque tendría que encontrarte denuevo.

Abrázame fuerte si deseas, porque tal vez sea la única y última vez, eso lo sabes, así que no pierdas el tiempo. Vamos, escapemos por aquí que todavía nos queda un poco. Corramos como Indiana Jones, volemos como el Aladino, lloremos como el Rey León, rujamos como Tarzán.

Este es el momento de todo, hagamos que nos alcanze.

Hagamos que nos alcanze...




NM-